"El niño que no recibe suficientes abrazos o caricias
puede desarrollarse en un adulto introvertido, retraído o solitario. . . . El
contacto físico entre el cuerpo de la madre o padre y el hijo es tan esencial
en la crianza de los hijos que, en algunos casos, niños que durante el primer
año de su vida no recibieron abrazos o caricias no sobrevivieron."