Marie Cardouat
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Queridos papá y mamá:
No me den todo lo que pido.
A veces solo pido para ver
hasta donde puedo llegar.
No me griten, los respeto menos cuando lo hacen y
me
enseña a gritar a mí también y yo no quiero hacerlo.
No me den siempre
órdenes, si en vez de órdenes a veces me pidieran las cosas, yo lo haría más
rápido y con más gusto.
Cumplan las
promesas buenas o malas. Si me prometen un premio, dénmelo, pero también si es
un castigo.
No me comparen con nadie, especialmente con mis hermanos.
Si me hacen sentir mejor que los demás, alguien va a sufrir y, si me
hacen sentir peor que los demás, seré yo quien sufra.
No cambien de opinión tan a menudo sobre lo que debo
hacer,
decidan y mantengan la decisión.
Déjenme valerme por mi mismo, si hacen todo por mí, yo
nunca podré aprender.
No digan mentiras delante de mí, ni me pidan que lo haga
por ustedes, aunque sea para sacarlos de un apuro. Me hace sentir mal y perder
la fe en lo que me dicen.
Cuando yo hago algo malo, no me exijan que les diga por
qué lo hice. A veces ni yo mismo lo sé.
Cuando están equivocados en algo, admítanlo, y crecerá la
buena opinión que tengo de ustedes,
así me enseñaran a admitir mis
equivocaciones también.
No me digan que haga una cosa, cuando ustedes no la
hacen,
o aprenderé lo que hacen ustedes aunque no lo digan.
Cuando les cuente un problema mío, no me digan “no tengo
tiempo para bobadas” o “eso no tiene importancia”, traten de comprenderme y
ayudarme.
Quiéranme y díganmelo, a mi me gusta oír decirlo, aunque
no crean necesario decírmelo.