Respira.
Serás
madre toda tu vida.
Enséñale
las cosas importantes. Las de verdad.
A
saltar en los charcos, a observar a los bichitos,
A dar
besos de mariposa y abrazos muy fuertes.
No
olvides esos abrazos y no se los niegues NUNCA:
puede
que dentro de unos años los abrazos que añores
sean
los que no le diste.
Dile
CUÁNTO LE QUIERES siempre que lo pienses.
Déjale
imaginar. Imagina con él.
Déjale
llorar. Llora con él.
Las
paredes se pueden volver a pintar.
Los
objetos se rompen y se reemplazan continuamente.
Los
gritos de mamá DUELEN PARA SIEMPRE.
Puedes
fregar los platos más tarde. Mientras tú limpias, él crece.
Él no
necesita tantos juguetes.
Trabaja
menos y quiere más.
Y,
sobre todo, RESPIRA. Serás madre toda tu vida.
Él
sólo será niño una vez